Voces desde el campo

Voces del campo 1

Reflexión de un joven pescador

Tylon Joseph, Red Caribeña de Organizaciones de Pescadores (CNFO), Granada. 

Soy un joven pescador y líder de los pescadores de la comunidad de Gouyave, la capital pesquera de una isla del Caribe llamada Granada. He pescado desde niño, lanzando líneas desde la orilla y desde nuestro embarcadero local. Capturaba jureles (o como localmente lo llamamos jacks), otras especies de Carangidae y pequeños peces de aleta en general. Mi padre es pescador profesional. De él aprendí mucho de lo que sé sobre la pesca y estar en ese entorno. He aprendido a apreciar mi comprensión innata del medio marino, gracias a ser pescador mientras cursaba la carrera de biología de conservación marina y de la vida salvaje en la Universidad de St. George. La pesca es lo que principalmente paga mi matrícula para asistir a la escuela. Al principio, nunca pensé en ir a la universidad, pero después de pasar unos 5 años pescando para ganarme la vida, me di cuenta de que mi país empezaba a retroceder rápidamente a pesar del desarrollo de la industria. Los sistemas y el personal del gobierno son escasos o inexistentes para ayudar a la industria a avanzar, los pescadores no participan en las grandes decisiones políticas y los exportadores locales a los que vendo empezaron a aprovecharse cada vez más de nuestros pescadores. Entonces decidí que, si quería construir un hogar y poder mantener a mi futura familia, tenía que dedicarme a otro campo, así que elegí uno cercano al pescado y la pesca.

Voces del campo 2

Las luchas de los Pescadores artesanales. La perspectiva de una mujer pescadora artesanal en Brasil

Josana Pinto da Costa, Movimiento de Pescadores y Pescadoras Artesanales de Brasil (MPP), WFFP

Soy pescadora y vivo en la comunidad Amador en el municipio de Óbidos en el estado de Pará. Hablo desde la perspectiva de una pequeña pescadora. He sido testigo de las pérdidas en nuestros territorios y las mayores amenazas son la expansión de la agroindustria, las hidroeléctricas, la minería y la privatización de nuestras aguas.  Como una manera de resolver el asunto, los trabajadores del sector pesquero nos hemos organizado colectivamente como Movimiento de Pescadores y Pescadoras Artesanales de Brasil (MPP). También nos hemos integrado al Foro Mundial de Pueblos Pescadores (WFFP) y actualmente soy miembro del comité coordinador. Tanto en el MPP como en el WFFP hemos asumido el desafío de lanzar el tribunal de los pueblos sobre el acaparamiento de océanos en el 2021. Reconocemos que éste es uno de los principales instrumentos de información y educación en la lucha contra el capitalismo en nuestras aguas. La relevancia del tribunal debe ser reconocida por todas las personas, impulsando nuestras luchas sociales y la conservación del medio ambiente. Nuestro objetivo es tener siempre tierras libres y alimentos sanos.

Voces del campo 3

La perspectiva de alguien que no se dedica a la pesca sobre los pescadores artesanales

Ravindu Gunaratne, Sri Lanka

Vivo en una aldea donde la mayoría de mis vecinos y amigos viven de la pesca, pero yo no tengo nada que ver con la pesca. Vengo de una familia de clase media y estudio en la universidad. Desde mi perspectiva, la pesca a pequeña escala es diversa, dinámica, sujeta al sustento y cultura de las comunidades locales. Defiendo a los y las pescadoras artesanales y les apoyo para que mejoren. La industria pesquera contribuye a menos del 2% del PIB del país, pero la pesca a pequeña escala tiene gran importancia en la provisión de alimentos y también funciones sociales como la de generar empleo en las zonas rurales. La mayoría de la pesca a pequeña escala en Sri Lanka es tradicional. Yo me uno a los Pescadores a pequeña escala y entiendo el sector porque vivo en una aldea pesquera. En cuanto a los jóvenes, veo cómo ellos luchan con la pobreza y la falta de conocimiento. La pesca a pequeña escala es acorde con e medio ambiente, pero la basura y los residuos plásticos cerca de la costa son una gran amenaza. Trabajo con los y las jóvenes promoviendo el bienestar ambiental y sensibilizando a las personas sobre el hecho de que la pesca a pequeña escala produce daños reducidos al mar y al ambiente porque utiliza prácticas pesqueras que respetan la naturaleza. En cuanto a los retos que afronta la comunidad pesquera, pienso en el agotamiento de los recursos, el bajo rendimiento económico, la inseguridad alimentaria y nutricional y el estrés social y cultural entre personas indefensas. La pesca a pequeña escala es una profesión que promueve un sustento sostenible. A partir de mi trabajo con las comunidades de Pescadores artesanales he notado que las pesquerías a pequeña escala han recibido relativamente poca atención y apoyo por parte de nuestro gobierno. Se afirma que tanto la evaluación como el manejo de la pesca artesanal aumentaron sus esfuerzos para entender y desarrollar procesos, mecanismos y métodos adecuados a las problemáticas que afrontan los pescadores a pequeña escala. La promoción de la pesca a pequeña escala es muy importante, sobre la base de los principios de la justicia social, climática y económica, lo que empodera a nuestras comunidades pesqueras. Todas estas justicias forman parte de la soberanía alimentaria. ¡Yo defiendo la soberanía alimentaria!

Cuadros

Cuadro 1

El cambio climático y los océanos – Son las Áreas Marinas Protegidas una solución justa a la crisis ambiental para las comunidades pesqueras?

Las comunidades costeras dedicadas a la pesca forman parte de los grupos más vulnerables a escala mundial, soportando el peso de la crisis climática y las condiciones fluctuantes del clima que alteran el océano y los recursos marinos. Sin embargo, las voces y experiencias de los pescadores y pescadoras artesanales y sus comunidades están en gran parte ausentes   en los procesos de toma de decisión y los debates sobre los impactos y soluciones para los océanos, , y existe poca cabida a la posibilidad de que un sistema pre-existente de derecho consuetudinario o de derechos de pesca consuetudinarios gobierne, gestione o preserve los recursos.

Las negociaciones durante la COP26 en noviembre del 2021 ilustraron la falta de inclusión de las voces de las comunidades marginales. Fueron adoptadas las mismas soluciones falsas a la crisis climática promovidas en el pasado para ayudar a los países a alcanzar sus contribuciones determinadas a nivel nacional y limitar el aumento de temperatura a 1.5 grados centígrados. Una de tales soluciones es impulsar los mercados del carbono como una solución técnica y financiera para lograr la neutralidad climática. A pesar que la COP26 intentó cerrar algunas de las lagunas del mercado de carbono, como lo es la doble contabilidad de emisiones, a través de la instauración de reglas de aplicación, el mercado voluntario continúa sin ser controlado y se asemeja al ‘lavado verde, sin resultados reales y más bien desplazando los créditos de CO2 de un punto del planeta a otro. La compensación de los créditos de carbono a través del mercado del carbono es una solución simplista a una problemática compleja, lo que permite que las naciones desarrolladas y los grandes contaminadores continúen emitiendo carbono y prolongando el impacto sobre las comunidades vulnerables, sin algún beneficio para el medio ambiente.

En los océanos, la financiación y expansión de las Áreas Marinas Protegidas (AMP) se consideran una forma de compensación de las emisiones de carbono y obtención de créditos de carbono (“carbono azul”). Las ONG ambientales, las grandes industrias y las empresas promueven esta narrativa como una solución a los impactos climáticos en los océanos. Sin embargo, las AMP llevan al acaparamiento de los océanos y a la exclusión de las comunidades pesqueras, ya que los Pescadores artesanales están siendo excluidos y se les niega el acceso a los caladeros tradicionales, y son perseguidos por asumir actividades de sustento consuetudinarias y tradicionales en aras de la conservación y la protección de la biodiversidad. La participación democrática de los pescadores a pequeña escala en los procesos de toma de decisiones relacionados con la protección marina debe ser promovida en línea con los principios de la soberanía alimentaria, así como el concepto de ‘Otra Medida Eficaz de Conservación Basada en Áreas (OMEC), incluyendo áreas preferenciales de acceso para los pescadores a pequeña escala. Las OMEC son una designación de conservación para áreas que están alcanzando un grado de conservación de la biodiversidad efectivo in-situ fuera de las áreas protegidas.

Una solución justa y real a la crisis climática en el medio marino debe implicar y priorizar la voz de las comunidades pesqueras a pequeña escala en los procesos de toma de decisiones en su trabajo para alcanzar tanto el desarrollo social como la protección ambiental. Las comunidades pesqueras necesitan tomar parte activa en la gobernanza, la gestión y la conservación de los recursos costeros y marinos. Esta inclusión puede conducir a una mayor resiliencia ante los riesgos relacionados con el cambio climático para las comunidades costeras vulnerables, a una mejor gobernanza, gestión y protección de las AMR y las OMEC, como también a mejores condiciones de sustento y a la soberanía alimentaria. 

Cuadro 2

Masifundise y su trabajo con las comunidades pesqueras de pequeña escala

Masifundise trabaja con las comunidades pesqueras a pequeña escala en Sudáfrica, uno de los grupos más pobres y marginados en el país. Estas comunidades son extremamente vulnerables al cambio climático a pesar de la contribución irrelevante del sector a las emisiones de carbono (en comparación con el turismo, la pesca industrial, etc.). El país tiene una historia compleja de ordenación y conservación territorial de base colonial y racial, que ha configurado los esfuerzos actuales de conservación, desembocando en conflictos entre las comunidades tradicionales y las autoridades de conservación, y poniendo en peligro los derechos humanos, las prácticas de sustento consuetudinarias y los derechos de acceso. En cuanto a la protección de la biodiversidad marina y costera, la priorización y apoyo a los pueblos indígenas pesqueros es casi inexistente, enfatizando la conservación en lugar de los derechos humanos. De las 231 comunidades costeras de pescadores, 60 se encuentran dentro de o a proximidad de una zona marina protegida. La Política en relación con la Pesca a Pequeña Escala de Sudáfrica (2012) desarrollada de la mano con los Pescadores tradicionales, con el principal objetivo de introducir ‘cambios fundamentales en el abordaje gubernamental de los sectores de la pesca a pequeña escala’, enfatizando la ‘gestión conjunta basada en la comunidad’ y la ‘asignación de un sistema de derechos (pesqueros) de base comunitaria’. Sin embargo, en el interior de las AMP y las zonas adyacentes, la implementación de la política no se adecúa a los objetivos y principios, se ignora la gestión conjunta y las autoridades de conservación no reconocen los derechos pesqueros de base comunitaria.

Los pescadores a pequeña escala de la Reserva Natural Dwesa, en la provincial del Cabo Oriental, han expresado que ‘no tienen acceso a pescar o a recolectar leña y juncos para asegurar el sustento’, a pesar de los esfuerzos continuos por entablar una relación directa con las autoridades de la reserva, así como con otros actores relevantes, en la búsqueda de soluciones. Desde el 2010, han sido asesinados por disparos   dentro de las AMP   cuatro pequeños pescadores reconocidos   y tan sólo en noviembre 2021 los guardas del parque Patrimonio Mundial de Isimangaliso, KwaZulu Natal, dispararon a cuatro pescadores. El caso de Sudáfrica resalta la falta de inclusión de las voces y experiencias de las comunidades costeras en el recorrido hacia la protección de los recursos marinos.

Cuadro 3

Pescadores artesanales que se alzan con el océano

Dos años de pandemia han empujado aún más a las comunidades pesqueras hacia los márgenes de la sociedad: Los pescadores luchan por satisfacer sus necesidades, mientras que todos los problemas ‘habituales’ se mantienen o   han empeorado. Somos testigo de la culminación de la exclusión política de los movimientos de pescadores, a través de los innumerables planos y políticas que se despliegan a nivel nacional e internacional sin participación significativa alguna por parte de los pueblos pesqueros o de sus aliados. La nueva palabra de moda son las iniciativas “de múltiples partes interesadas” que élites poderosas como las empresas transnacionales y muchas de las organizaciones de conservación ambiental utilizan para trabajar de la mano de sus gobiernos. La Coalición de la Gran Ambición (High Ambition Coalition) es una de ellas, establecida para eliminar la actividad humana en 30% de la superficie del planeta, y de este modo, acelerar los problemas mencionados en el boletín.

Otro ejemplo de un proceso de múltiples partes interesadas es la Cumbre Mundial de la Alimentación de las Naciones Unidas de 2021, organizada por la ONU junto con el Foro Económico Mundial y una diversidad de empresas y organizaciones. La acuicultura, disfrazada de ‘Alimento Azul’, se presentó como una solución a las crisis múltiples. El Grupo de Alto Nivel para una Economía Oceánica Sostenible lanzado por el primer ministro conservador noruego en 2017 también es un espacio de múltiples actores interesados. Este grupo promueve la acuicultura como la solución a la inseguridad alimentaria y defiende que la economía oceánica es una triple ventaja (bueno para la naturaleza, la economía y las personas). Estos espacios y procesos, entre otros, contribuyen a moldear la agenda de la Conferencia sobre los Océanos de la ONU que se llevará a cabo en Lisboa en junio de 2022. Los movimientos pesqueros, por otra parte, no han tenido la oportunidad de tener influencia en el programa de la conferencia.

En respuesta a la crisis cada vez más aguda que afecta a los pequeños productores de alimentos y otros trabajadores, un gran número de movimientos de pescadores y sus aliados se embarcan en una estrategia distinta. Siguiendo la puerta abierta por los Tribunales de los Pueblos sobre la Economía de los Océanos que se celebraron en cinco países asiáticos en 2020/2021, los movimientos alrededor del mundo están redoblando  la recolección de testimonios y realizando más tribunales de los pueblos sobre los océanos y las problemáticas de la pesca  para poner de relieve la difícil situación de los pescadores y exigir cuentas  a los actores responsables. El Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales (AIPAA 2022) puede servir como un momento clave.

Cuadro  4

El acaparamiento de océanos: una narrativa política para los pescadores artesanales

En el 2012, el Foro Mundial de Pueblos Pescadores (WFFP por sus siglas en inglés) y sus aliados se embarcaron en un intento innovador de debatir sobre el acaparamiento de océanos, crear conciencia y construir la resistencia mundial frente a la expropiación creciente de las comunidades pesqueras y la destrucción de la naturaleza. Los resultados de este proceso se recogieron en un informe que también predice el crecimiento y la amenaza del paradigma de la economía azul. Desde entonces, este ‘mantra emergente ha capturado casi todos los espacios e instituciones que tratan de los océanos: un sinnúmero de conferencias ‘azules’, y múltiples gobiernos, ONG, e instituciones académicas están favoreciendo activamente el crecimiento del paradigma ‘azul’.

La pandemia proporcionó también una oportunidad para que estos actores y el mundo empresarial ‘aprovecharan la oportunidad’ y afianzaran la narrativa azul a través de nuevas legislaciones sin proceso democrático alguno. Los espacios mundiales azules, como por ejemplo la Conferencia sobre los Océanos de la ONU en 2022, también han sido ‘capturados’, mientras que el reconocimiento y la representación de los pescadores a pequeña escala y trabajadores de la pesca continúan siendo ampliamente ignorados o excluidos completamente.

Según Naseegh Jaffer, antiguo secretario general del WFFP, “las conversaciones sobre el océano han sido cooptadas por otras personas. Los gobiernos y las empresas están utilizando un lenguaje sobre el ‘océano’ azul que domina hoy día. Muchos de las esferas en las que los movimientos de pescadores consiguieron articular sus interpretaciones están bajo el control de otros. La FAO invita a entidades menos dirigidas a la lucha, pero con un enfoque teórico y académico, para que hablen en nombre de los movimientos, mientras que la representación de los movimientos está siendo suprimida”. Según Nadine Nembhard, secretaria general del WFFP, nos alienta que “haya llegado el momento de revitalizar el acaparamiento de océanos como una narrativa. Estamos en el Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales, que también es el año que nos conduce a nuestra próxima asamblea general. Este es un buen momento para reanimar las conversaciones sobre el acaparamiento de los océanos”.

En India, el acaparamiento de los océanos es la narrativa que los movimientos pesqueros usan en su resistencia y exigencia de reparación por las violaciones de los derechos humanos y de restauración de la naturaleza y los territorios. Como lo expresa Jones Spartagus, del Foro Nacional de los Trabajadores de la Pesca (NFF), “el acaparamiento de los océanos debe situarse en el centro del Tribunal de los Pueblos. A través de estos tribunales podemos retomar nuestro lenguaje y reivindicar la soberanía de nuestros pueblos pesqueros”.

Destacados

¿Se debería hablar de sobrepesca?

Durante los últimos 20/30 años, la mayoría de los debates acerca de la pesca marítima han girado en torno a la sobrepesca y se ha debatido especialmente en el hemisferio norte. El Banco Mundial y la FAO destacaron en su informe Sunken Billions (Los miles de millones hundidos) de 2008 la sobreexplotación de los océanos a nivel mundial para justificar una mayor adopción de Sistemas de Gestión de Pesca dirigidos por los Estados a nivel internacional, regional y nacional, como parte de las reformas pesqueras a favor de la sostenibilidad. El Objetivo 14 de Desarrollo Sostenible de la ONU exige acabar con la sobrepesca por la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada con una gestión pesquera basada en datos científicos y pide también reducir los subsidios a la pesca. La Organización Mundial del Comercio ha ido más allá en las negociaciones pesqueras para limitar los subsidios a la pesca, con la utilización más flagrante de argumentos medioambientales para asegurar los mercados de las empresas pesqueras occidentales. Así, el concepto de Sobrepesca y la necesidad de una Reforma Pesquera constituyen un concepto dominante a nivel mundial al que deben hacer frente las comunidades pesqueras tradicionales.

El problema no recae en la pesca tradicional a pequeña escala, sino en la pesca industrial y en la mercantilización del pescado. El gran capital creó grandes cadenas de suministro y de valor de productos pesqueros en los países occidentales, que alimentaron la intensificación tecnológica y se centraron en la explotación de una sola especie como los buques atuneros palangreros, arrastreros camaroneros, etc. Los argumentos en contra de la sobrepesca se basan en gran medida en las evaluaciones de stocks de peces y en los modelos de rendimiento máximo sostenible (RMS) que históricamente han evolucionado en la gestión de los recursos hídricos y forestales[1], con una relevancia cuestionable para la pesca. El uso de RMS para restringir la actividad pesquera también se originó en EE. UU. para asegurar el control de las pesquerías en el océano Pacífico en contra de las flotas[2]  japonesas durante la era posterior a la Segunda Guerra Mundial. Esto sirve para mostrar el trasfondo geopolítico histórico del discurso solapado de la sobrepesca y las reformas pesqueras.

En India la tendencia histórica de las políticas pesqueras desde los años 70 ha sido ampliar y explotar los recursos pesqueros más allá de las 12 millas náuticas (denominada pesca de altura) en la Zona Económica Exclusiva (ZEE)[3], para obtener ingresos por exportación y divisas, lo que se promovió como Desarrollo y Modernización de las Pesquerías. Se importaron barcos pesqueros, se fomentaron las empresas conjuntas de empresas indias y multinacionales en los años 70 y se concedieron licencias de pesca directas a los barcos extranjeros para faenar en la ZEE de India en los años 80, que se desregularon todavía más tras las reformas económicas neoliberales de 1991. India fue testigo de las protestas masivas de las comunidades pesqueras en contra de estas políticas encabezadas por el Foro Nacional de Pescadores (National Fishworkers Forum, NFF por sus siglas en inglés), y el gobierno tuvo que retirar la política de concesión de licencias en 1994. A partir del 2004 las políticas de India empezaron a un lenguaje sobre medioambiente explícito, invocando la necesidad de conservar los recursos pesqueros y reanudando la promoción de la tecnología de la pesquería de altura como “desarrollo sostenible”, y abogando a la vez por las reformas pesqueras. El documento del Banco Mundial del 2011 titulado Transiciones por un Desarrollo Sostenible en la Pesca Marítima India estableció un calendario claro para la implementación de las “reformas pesqueras” por fases. En la última década, el Gobierno indio ha argumentado que existe sobrepesca en los mares hasta las 12 millas náuticas, donde se producen demasiados conflictos entre pescadores y promueve las pesquerías de altura intensivas con mucho capital (más allá de las 12 millas náuticas) como una vía de escape. Ha puesto en marcha planes de pesquerías de altura que incluyen a los palangreros y a los buques de red de enmalle de fondo mecanizados y con subsidios que se centran especialmente en las especies de atún y cuyo coste supera los 140.000 $. El gobierno anima al capital privado a invertir en buques nodriza de alta mar, plantas de procesado de productos pesqueros en tierra, así como a la venta online con envíos a domicilio a través de empresas de nueva creación financiadas por capitalistas de riesgo. Se han invertido fondos públicos en infraestructuras de apoyo, como una red de puertos de pesca de altura, seafood parks, etc. en todos los estados costeros. Las iniciativas políticas basadas en la producción, que India emprendió a partir de la década de 1950 con el camarón marino como materia prima principal, se repiten con el atún en esta era de la Economía Azul. Se trata de un caso donde la historia se repite como una tragedia y una farsa.

Según la Constitución de India, la pesca está catalogada como materia estatal, que depende del gobierno provincial. En la última década, varios estados costeros han modificado sus respectivas leyes estatales de regulación de la pesca marítima. El gobierno indio también ha intentado legislar para regular la pesca marítima en la ZEE de India, la última vez con el proyecto de ley de pesca marítima de India del 2021 durante el confinamiento por la COVID. A esto se opusieron el NFF y la comunidad pesquera en general. Este ha introducido un sistema de gobernanza de registros de embarcaciones, licencias de pesca con normas estrictas y amplios poderes para los funcionarios encargados de aplicar las normas. En general, supone un ataque a las instituciones de gobernanza consuetudinarias no reconocidas, así como a la separación constitucional de poderes entre los gobiernos de la Unión y de los estados, promoviendo a la vez las instituciones de seguridad y defensa marítimas. La «reforma pesquera» en India representa la centralización y la militarización de la gobernanza pesquera, que aleja aún más el poder de la población.

En el contexto de la Economía Azul, el capital terrestre está expandiendo e intensificando cada vez más sus tentáculos sobre los recursos costeros y marinos con diferentes componentes industriales que incluyen los puertos, el transporte marítimo, las zonas económicas costeras, los hidrocarburos en alta mar, el turismo, la desalinización, las energías renovables, etc. En el marco de la gran narrativa de la Economía Azul, la pesca marítima se contempla como un sector industrializado de aguas profundas. Las consecuencias inevitables son la criminalización y la desposesión constante de los pescadores tradicionales de los bienes comunes costeros y oceánicos. El objetivo de la economía azul es, en última instancia, vaciar los mares de los pescadores de captura marina y dejar paso a estos sectores.

En conclusión, el debate sobre la sobrepesca se ha centrado en los recursos pesqueros. Considera los recursos pesqueros como meras mercancías que hay que explotar y regular a través de herramientas tecno-gerenciales dirigidas por el Estado. En cambio, la relación de las comunidades pesqueras tradicionales con la costa y el mar es de hogar y de la pesca como un medio de vida. La lucha contra el debate de la sobrepesca no se limita a reclamar una parte de los recursos pesqueros mundiales para los pescadores. Va más allá del «derecho a pescar», puesto que se trata de reclamar nuestra condición de administradores de las costas y los océanos. Los pescadores no reclaman los mares como un bien suyo, sino que pertenecen al mar. El lema del Foro Mundial de los Pueblos Pescadores, «Nosotros somos el océano», surge de este espíritu de pertenencia. Los pescadores no pueden permitir que se les arrebate esta pertenencia mediante mitologías intelectuales como la sobrepesca.


[1] Naveen Namboothri and Madhuri Ramesh. «Maximum sustainable yield: a myth and its manifold effects.» Economic and Political Weekly 53, no. 41 (2018): 58-63.

[2] Liam and Alejandro Colas.» Capitalism and the sea: the maritime factor in the making of the modern world». Verso Books, 2021.

[3] La zona económica exclusiva (ZEE) es un área donde los Estados soberanos tienen jurisdicción sobre los recursos.

Boletín núm. 47 – Editorial

Pescadores artesanales: Luchas y movilizaciones

Ilustración: Cara Penton, @CaraPenton

Las Naciones Unidas ha declarado el año 2022 como el Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales (AIPAA 2022) para resaltar la importancia de la pesca y acuicultura artesanal.

Durante los últimos diez años y todavía más desde la pandemia, han proliferado las iniciativas sobre la economía azul. En 2021, la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios de la ONU anticipó el concepto de «Alimentos Azules», que hace referencia principalmente a la acuicultura. En 2021 el Comité de Pesca de la FAO adoptó medidas sin precedentes para avanzar en la acuicultura, creando así la «Declaración de Shanghái» redactada por WorldFish, actores de la industria y partes interesadas.

AIPAA también da a conocer la pesca artesanal. Algunas personas prefieren el término pesca a pequeña escala, pero sea cual sea el término utilizado, esta constituye la forma de vida que proporciona alimento e ingresos a más de cien millones de personas en todo el mundo. No obstante, se está produciendo un progresivo acaparamiento de los territorios y los recursos de los pescadores: desde el programa de la economía azul que se extiende desplazando a las personas en nombre de la conservación (Zonas Marinas Protegidas, ZMP) hasta inversiones a gran escala en piscicultura,  la expansión de puertos para favorecer un mayor comercio internacional, hasta las voladuras y perforaciones sin precedentes para extraer petróleo y gas, son ejemplos de desarrollo contemporáneo que sigue despojando a las comunidades pesqueras. Esperamos que AIPAA sea el año para que los pescadores de todo el mundo aumenten su resistencia y movilice a las masas para solicitar la restitución y la regeneración de la naturaleza.

Transnational Institute y FIAN International