Cuadro 1
El cambio climático y los océanos – Son las Áreas Marinas Protegidas una solución justa a la crisis ambiental para las comunidades pesqueras?
Las comunidades costeras dedicadas a la pesca forman parte de los grupos más vulnerables a escala mundial, soportando el peso de la crisis climática y las condiciones fluctuantes del clima que alteran el océano y los recursos marinos. Sin embargo, las voces y experiencias de los pescadores y pescadoras artesanales y sus comunidades están en gran parte ausentes en los procesos de toma de decisión y los debates sobre los impactos y soluciones para los océanos, , y existe poca cabida a la posibilidad de que un sistema pre-existente de derecho consuetudinario o de derechos de pesca consuetudinarios gobierne, gestione o preserve los recursos.
Las negociaciones durante la COP26 en noviembre del 2021 ilustraron la falta de inclusión de las voces de las comunidades marginales. Fueron adoptadas las mismas soluciones falsas a la crisis climática promovidas en el pasado para ayudar a los países a alcanzar sus contribuciones determinadas a nivel nacional y limitar el aumento de temperatura a 1.5 grados centígrados. Una de tales soluciones es impulsar los mercados del carbono como una solución técnica y financiera para lograr la neutralidad climática. A pesar que la COP26 intentó cerrar algunas de las lagunas del mercado de carbono, como lo es la doble contabilidad de emisiones, a través de la instauración de reglas de aplicación, el mercado voluntario continúa sin ser controlado y se asemeja al ‘lavado verde, sin resultados reales y más bien desplazando los créditos de CO2 de un punto del planeta a otro. La compensación de los créditos de carbono a través del mercado del carbono es una solución simplista a una problemática compleja, lo que permite que las naciones desarrolladas y los grandes contaminadores continúen emitiendo carbono y prolongando el impacto sobre las comunidades vulnerables, sin algún beneficio para el medio ambiente.
En los océanos, la financiación y expansión de las Áreas Marinas Protegidas (AMP) se consideran una forma de compensación de las emisiones de carbono y obtención de créditos de carbono (“carbono azul”). Las ONG ambientales, las grandes industrias y las empresas promueven esta narrativa como una solución a los impactos climáticos en los océanos. Sin embargo, las AMP llevan al acaparamiento de los océanos y a la exclusión de las comunidades pesqueras, ya que los Pescadores artesanales están siendo excluidos y se les niega el acceso a los caladeros tradicionales, y son perseguidos por asumir actividades de sustento consuetudinarias y tradicionales en aras de la conservación y la protección de la biodiversidad. La participación democrática de los pescadores a pequeña escala en los procesos de toma de decisiones relacionados con la protección marina debe ser promovida en línea con los principios de la soberanía alimentaria, así como el concepto de ‘Otra Medida Eficaz de Conservación Basada en Áreas (OMEC), incluyendo áreas preferenciales de acceso para los pescadores a pequeña escala. Las OMEC son una designación de conservación para áreas que están alcanzando un grado de conservación de la biodiversidad efectivo in-situ fuera de las áreas protegidas.
Una solución justa y real a la crisis climática en el medio marino debe implicar y priorizar la voz de las comunidades pesqueras a pequeña escala en los procesos de toma de decisiones en su trabajo para alcanzar tanto el desarrollo social como la protección ambiental. Las comunidades pesqueras necesitan tomar parte activa en la gobernanza, la gestión y la conservación de los recursos costeros y marinos. Esta inclusión puede conducir a una mayor resiliencia ante los riesgos relacionados con el cambio climático para las comunidades costeras vulnerables, a una mejor gobernanza, gestión y protección de las AMR y las OMEC, como también a mejores condiciones de sustento y a la soberanía alimentaria.
Cuadro 2
Masifundise y su trabajo con las comunidades pesqueras de pequeña escala
Masifundise trabaja con las comunidades pesqueras a pequeña escala en Sudáfrica, uno de los grupos más pobres y marginados en el país. Estas comunidades son extremamente vulnerables al cambio climático a pesar de la contribución irrelevante del sector a las emisiones de carbono (en comparación con el turismo, la pesca industrial, etc.). El país tiene una historia compleja de ordenación y conservación territorial de base colonial y racial, que ha configurado los esfuerzos actuales de conservación, desembocando en conflictos entre las comunidades tradicionales y las autoridades de conservación, y poniendo en peligro los derechos humanos, las prácticas de sustento consuetudinarias y los derechos de acceso. En cuanto a la protección de la biodiversidad marina y costera, la priorización y apoyo a los pueblos indígenas pesqueros es casi inexistente, enfatizando la conservación en lugar de los derechos humanos. De las 231 comunidades costeras de pescadores, 60 se encuentran dentro de o a proximidad de una zona marina protegida. La Política en relación con la Pesca a Pequeña Escala de Sudáfrica (2012) desarrollada de la mano con los Pescadores tradicionales, con el principal objetivo de introducir ‘cambios fundamentales en el abordaje gubernamental de los sectores de la pesca a pequeña escala’, enfatizando la ‘gestión conjunta basada en la comunidad’ y la ‘asignación de un sistema de derechos (pesqueros) de base comunitaria’. Sin embargo, en el interior de las AMP y las zonas adyacentes, la implementación de la política no se adecúa a los objetivos y principios, se ignora la gestión conjunta y las autoridades de conservación no reconocen los derechos pesqueros de base comunitaria.
Los pescadores a pequeña escala de la Reserva Natural Dwesa, en la provincial del Cabo Oriental, han expresado que ‘no tienen acceso a pescar o a recolectar leña y juncos para asegurar el sustento’, a pesar de los esfuerzos continuos por entablar una relación directa con las autoridades de la reserva, así como con otros actores relevantes, en la búsqueda de soluciones. Desde el 2010, han sido asesinados por disparos dentro de las AMP cuatro pequeños pescadores reconocidos y tan sólo en noviembre 2021 los guardas del parque Patrimonio Mundial de Isimangaliso, KwaZulu Natal, dispararon a cuatro pescadores. El caso de Sudáfrica resalta la falta de inclusión de las voces y experiencias de las comunidades costeras en el recorrido hacia la protección de los recursos marinos.
Cuadro 3
Pescadores artesanales que se alzan con el océano
Dos años de pandemia han empujado aún más a las comunidades pesqueras hacia los márgenes de la sociedad: Los pescadores luchan por satisfacer sus necesidades, mientras que todos los problemas ‘habituales’ se mantienen o han empeorado. Somos testigo de la culminación de la exclusión política de los movimientos de pescadores, a través de los innumerables planos y políticas que se despliegan a nivel nacional e internacional sin participación significativa alguna por parte de los pueblos pesqueros o de sus aliados. La nueva palabra de moda son las iniciativas “de múltiples partes interesadas” que élites poderosas como las empresas transnacionales y muchas de las organizaciones de conservación ambiental utilizan para trabajar de la mano de sus gobiernos. La Coalición de la Gran Ambición (High Ambition Coalition) es una de ellas, establecida para eliminar la actividad humana en 30% de la superficie del planeta, y de este modo, acelerar los problemas mencionados en el boletín.
Otro ejemplo de un proceso de múltiples partes interesadas es la Cumbre Mundial de la Alimentación de las Naciones Unidas de 2021, organizada por la ONU junto con el Foro Económico Mundial y una diversidad de empresas y organizaciones. La acuicultura, disfrazada de ‘Alimento Azul’, se presentó como una solución a las crisis múltiples. El Grupo de Alto Nivel para una Economía Oceánica Sostenible lanzado por el primer ministro conservador noruego en 2017 también es un espacio de múltiples actores interesados. Este grupo promueve la acuicultura como la solución a la inseguridad alimentaria y defiende que la economía oceánica es una triple ventaja (bueno para la naturaleza, la economía y las personas). Estos espacios y procesos, entre otros, contribuyen a moldear la agenda de la Conferencia sobre los Océanos de la ONU que se llevará a cabo en Lisboa en junio de 2022. Los movimientos pesqueros, por otra parte, no han tenido la oportunidad de tener influencia en el programa de la conferencia.
En respuesta a la crisis cada vez más aguda que afecta a los pequeños productores de alimentos y otros trabajadores, un gran número de movimientos de pescadores y sus aliados se embarcan en una estrategia distinta. Siguiendo la puerta abierta por los Tribunales de los Pueblos sobre la Economía de los Océanos que se celebraron en cinco países asiáticos en 2020/2021, los movimientos alrededor del mundo están redoblando la recolección de testimonios y realizando más tribunales de los pueblos sobre los océanos y las problemáticas de la pesca para poner de relieve la difícil situación de los pescadores y exigir cuentas a los actores responsables. El Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales (AIPAA 2022) puede servir como un momento clave.
Cuadro 4
El acaparamiento de océanos: una narrativa política para los pescadores artesanales
En el 2012, el Foro Mundial de Pueblos Pescadores (WFFP por sus siglas en inglés) y sus aliados se embarcaron en un intento innovador de debatir sobre el acaparamiento de océanos, crear conciencia y construir la resistencia mundial frente a la expropiación creciente de las comunidades pesqueras y la destrucción de la naturaleza. Los resultados de este proceso se recogieron en un informe que también predice el crecimiento y la amenaza del paradigma de la economía azul. Desde entonces, este ‘mantra emergente ha capturado casi todos los espacios e instituciones que tratan de los océanos: un sinnúmero de conferencias ‘azules’, y múltiples gobiernos, ONG, e instituciones académicas están favoreciendo activamente el crecimiento del paradigma ‘azul’.
La pandemia proporcionó también una oportunidad para que estos actores y el mundo empresarial ‘aprovecharan la oportunidad’ y afianzaran la narrativa azul a través de nuevas legislaciones sin proceso democrático alguno. Los espacios mundiales azules, como por ejemplo la Conferencia sobre los Océanos de la ONU en 2022, también han sido ‘capturados’, mientras que el reconocimiento y la representación de los pescadores a pequeña escala y trabajadores de la pesca continúan siendo ampliamente ignorados o excluidos completamente.
Según Naseegh Jaffer, antiguo secretario general del WFFP, “las conversaciones sobre el océano han sido cooptadas por otras personas. Los gobiernos y las empresas están utilizando un lenguaje sobre el ‘océano’ azul que domina hoy día. Muchos de las esferas en las que los movimientos de pescadores consiguieron articular sus interpretaciones están bajo el control de otros. La FAO invita a entidades menos dirigidas a la lucha, pero con un enfoque teórico y académico, para que hablen en nombre de los movimientos, mientras que la representación de los movimientos está siendo suprimida”. Según Nadine Nembhard, secretaria general del WFFP, nos alienta que “haya llegado el momento de revitalizar el acaparamiento de océanos como una narrativa. Estamos en el Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales, que también es el año que nos conduce a nuestra próxima asamblea general. Este es un buen momento para reanimar las conversaciones sobre el acaparamiento de los océanos”.
En India, el acaparamiento de los océanos es la narrativa que los movimientos pesqueros usan en su resistencia y exigencia de reparación por las violaciones de los derechos humanos y de restauración de la naturaleza y los territorios. Como lo expresa Jones Spartagus, del Foro Nacional de los Trabajadores de la Pesca (NFF), “el acaparamiento de los océanos debe situarse en el centro del Tribunal de los Pueblos. A través de estos tribunales podemos retomar nuestro lenguaje y reivindicar la soberanía de nuestros pueblos pesqueros”.